Muchas veces comento con mi amigo Raúl la gran equivocación que cometimos cuando decidimos que nuestro futuro estaba en la informática (él en formación y yo en “de todo un poco”). Entonces él me habla, con la ironía y gran profundidad que le caracteriza, de cuántas veces se plantea dejarlo todo, marchar a Marcén, el pueblo de Isabel, y dedicarse al campo. Yo le digo que sí, pero que no…
Otro amigo, JJ, resume esto diciendo que no sabe exactamente en qué curso eligió la asignatura inadecuada que le llevó a esta profesión. En esto sí que estoy de acuerdo: no sí si fue en BUP (yo soy de esos) o en COU, pero no acertamos.
Es que es duro, seguramente no tanto como estar en la obra o detrás de un mostrador, pero la tensión que se acumula, el “estar siempre al filo”, los tiempos, la cantidad de horas que metes y todo lo demás hace que uno se lo replantee y comente con sus amigos la suprema equivocación de su vida.
Pues bueno, una ex-compañera y sin embargo amiga, Marian, decidió hace unos cuatro o cinco años, dejar todo esto y dedicarse a otras cosas. Ella sí tuvo esa valentía que nos falta y, ahora que recibo noticias suyas, veo que al fin invierte su tiempo en lo que realmente siempre le gustó: la artesanía.
Marian San Martín fue compañera mía durante bastantes años, incluso en distintas empresas. Su dedicación tanto a la formación como a tareas comerciales y de marketing fue impresionante, siempre admirable en su trabajo y en sus frescas y rotundas ideas de negocio. Fuimos compañeros allá por principios de los 90 (bueno, en realidad ella era mi jefa) en Random Formación junto con célebres personajes variopintos como Gaby “Camyna” o Calocén. Luego, pasados unos años, volvimos a coincidir en Izquierdo para terminar juntos en los primeros pasos de Efor (allí yo era su jefe 😉 ). Luchamos mucho y disfrutamos más: eran tiempos de inicio, todo era nuevo y nos comíamos el mundo. Y encima todo con buen humor…
Algo más tarde, allá por el 2002, obligaciones familiares le hicieron partir de Zaragoza, para recaer al fin en su Rioja natal. Allí está y mirad su dedicación:
Estudio de artesanía textil “Artelar” (www.artelar.com)
Todo un ejemplo de personalidad y fuerza de cambio, que a veces muchos deseamos seguir.
Bueno, pues si no tienes regalo para el San Valentín del año que viene, te gusta esta artesanía o quieres hacer un regalo, contacta con Marian y Estibaliz (por correo electrónico) y, sobre todo, visita la web de Artelar (ya sé que le falta un blog, pero todo se andará).
que tiempos!
No sabía nada de Marian desde hace años, ahora le mandaré un correo a ver si ella también se acuerda.
Respecto a esta profesión, que quieres que te diga. A veces pienso también en mandar todo a hacer puños, pero por otro lado reconozco que estoy enganchado, y que a lo peor, aunque mal, esto es lo único que sabemos hacer.
En cualquier caso esta profesión te mata y te da la vida.
Se ofrece pastor, de momento sin ovejas. Busco socios para compartir el tiempo que tengo ya que no hay nada que vigilar.
Abstenerse de traer ordenadores.
Gracias
Mi nombre es Diez, Carlos Diez y… no hago más que acordarme de las sublimes fiestas que montaba en su casa de Peñaflor.
Yo iba con muda de repuesto.
Mariaaaaaaaaaaaaaan! vuelveeeeeeeeeeeeeeeee!
PD: Raúl, hay unas subvenciones cojonudas pa las ovejas. ¡Llámame!
Pues sí, ¡qué tiempos!
Tanto las fiestas “oficiales” como las ocasionales quedadas son memorables.
Gaby, yo también soy de esa opinión. Creo que ni de pastor como Raúl, podríamos hacernos valer. Será que esto es lo nuestro…
Yo las fiestas de Peñaflor no las conocí, como tardano que soy sólo viví una en San Mateo…
Raúl, yo pongo las ovejas…